Después de estar unos días en Bangkok pusimos rumbo hacia la zona centro de Tailandia y visitamos dos ciudades: Ayutthaya y Kanchanaburi.
Nuestra primera parada fue Ayutthaya, a 85 km al norte de Bangkok. Fue la antigua capital del reino de Siam, la actual Tailandia. En su época fue una de las ciudades más grandes. Contaba con más de un millón de habitantes, más de 500 templos, un importante puerto comercial y relaciones políticas y comerciales con Europa y Japón, hasta que en 1767 fue saqueada por los birmanos. Toda esta grandeza se puede observar, hoy en día, en los restos que quedan dispersos por la ciudad, que fueron nombrados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1991.
CÓMO LLEGAR
Desde Bangkok se puede llegar fácilmente, ya sea en autobús, minivan o tren. Nosotros optamos por la opción más barata: el tren, que nos costó 15 thb (0,40€) por persona en tercera en clase! Por ese precio creíamos que iba a ser un tren muy cutre, pero la verdad es que estaba bastante bien. Los asientos eran cómodos y las ventanillas estaban bajadas, por lo que no hacía calor. Durante el trayecto, de alrededor de 2 horas, nos pareció muy gracioso que, de vez en cuando, se subía algún vendedor ambulante intentando vender todo tipo de comida o bebida.
QUÉ HICIMOS
En Ayutthaya estuvimos un par de días con unas chicas holandesas que conocimos en el tren. Con ellas alquilamos unas bicis para recorrer la ciudad y poder visitar las ruinas del parque histórico tranquilamente. Como hay muchas y hacía un calor asfixiante, decidimos centrarnos en las que habíamos leído que eran más destacadas: Wat Maha That, Wat Ratchaburana, Wat Yai Chai Mongkol, Wat Phra Si Sanphet y Wat Lokayasutharam. En algunas de ellas, pagamos la entrada para entrar al recinto y otras, simplemente, las vimos desde el exterior. Las tarifas de las entradas oscilaban entre los 20 y los 50 baths y algunas eran gratis.
Algunas de estas ruinas han sido reconstruidas y nos pareció muy interesante ver cómo todavía los monjes las frecuentan y se hacen cargo de ellas.
Nuestra vuelta en bici fue toda una aventura. Algunas ruinas estaban cerca las unas de las otras, pero para ir a otras tuvimos que pedalear un buen rato con todo lo que eso supone: conducir por avenidas llenas de coches y motos (menos mal que por aquí son majos y paran en mitad de la carretera, si es necesario, para que pases) y esquivar tuktuks, niños y perros. Pero disfrutamos mucho del día! Además por el camino nos encontramos con elefantes que iban dando un paseo a los turistas.
En Ayutthaya también nos dimos un buen festín. Nos lo merecíamos después del duro día de bici! Así que nos fuimos de tapeo tailandés al night market y probamos todo aquello que nos entraba por el ojo. Eso sí, con los bichitos fritos todavía no nos atrevemos 😉
Si váis a Bangkok, bien merece la pena reservar un día para hacer una excursión a Ayutthaya. Es un lugar que no deja indiferente a nadie!
Genial chicos, como tiene que ser, pasando de rollos para turistas, exprimiendo la verdad de Tailandia y registrando por los rincones, un abrazo os queremoooos!
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Gracias Juan. Un abrazo!
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