Por fin nos tocaba poner rumbo a Halong Bay, el destino por excelencia de Vietnam en el noreste del país. Sus cientos de montañas de roca caliza se alzan sobre el mar como si de un cuento de hadas se tratara y tenemos que confesar que es una pasada! Sólo nos faltó que el tiempo nos acompañara porque pasamos muchísimo frío!!
Normalmente la gente contrata una excursión en barco desde Hanoi, en el que pasas una o dos noches en medio de la bahía. Nosotros no somos muy partidarios de excursiones organizadas porque son carísimas, no puedes explorar la zona a tu gusto y, además, estás rodeado de otros cientos de turistas, por lo que el lugar pierde encanto. Así que después de leer muchos comentarios, opiniones e historias por internet decidimos hacerlo por nuestra cuenta y creemos que fue todo un acierto. Así que os vamos a contar nuestra experiencia.
CÓMO LLEGAR
Para visitar Halong Bay por tu cuenta hay que ir hasta Cat Ba, una isla en medio de la bahía. Para eso, a las 9.20 cogimos en Hanoi un tren local hasta Hai Phong por 85.000 dong (3€). Llegamos a las 12 y allí comimos super bien en un puesto callejero que nos costó poco más de 1 euro. Y mirad cuánta cantidad y qué pinta tiene!
A las 15 cogimos un ferry hasta la isla por 130.000 dong (4,5€).
QUÉ HICIMOS
Nuestros días en Cat Ba estuvieron marcados por el frío. No llevábamos ropa adecuada y hacía tanto frío en la calle como en cualquier sitio cerrado. Así que muchas ganas de hacer cosas no teníamos. Pero aún así intentamos aprovechar al máximo los días que estuvimos allí.
1. VISITA AL PARQUE NACIONAL
Alquilamos una moto para ver Cat Ba y fuimos al Parque Nacional.
Allí hay varias rutas de senderismo y nosotros decidimos subir a la cima del pico Ngu Lam. No era un tramo difícil, tardamos aproximadamente 40 minutos. Nada mejor para entrar en calor!
Primero llegamos hasta un mirador y, una vez allí, nos dimos cuenta de que había unas escaleritas que subían un pelín más. Las vistas desde allí arriba eran impresionantes.
Se veían cientos de montañas frondosas y se respiraba un aire tan puro que invitaba a quedarte allí, disfrutando del momento.
2. PASEAR POR LAS PLAYAS
Al bajar del Ngu Lam fuimos hacia las playas de Cat Ba. Son muy bonitas, pequeñitas, con islotes alrededor. Nos dio mucha rabia que el frío no nos dejara disfrutar de ellas.
A estas alturas del día estábamos ya helados y fue misión imposible encontrar una cafetería o restaurante cerrado para entrar en calor. ¿Queréis saber lo que tuvimos que hacer? Nos metimos en la cama, cada uno liado en una manta a modo de saco de dormir y tapados con otras dos mantas hasta la cabeza para no respirar el aire congelado de la habitación. ¡Menuda odisea! Luego nos entró un ataque de risa por la situación, ¡pero era la única manera de calentarnos! No sabemos cómo lo harán los locales…
3. EXCURSIÓN A LAN HA BAY Y HALONG BAY
Cogimos una excursión en nuestra guesthouse por 320.000 dong (11,5€) y terminamos el día muy satisfechos.
En el barco de madera nos dieron la bienvenida con un café calentito. La primera parada fue un pueblo flotante de pescadores.
Después, llegamos a Lan Ha Bay. Nos quedamos con la boca abierta y ésto era sólo un adelanto de lo que nos íbamos a encontrar después.
De camino a Halong Bay paramos en una caseta de madera flotante a coger kayaks. Por cierto, debajo de la caseta tenían a un pez gigante, en un espacio cerrado con redes, desde hace 10 años porque decían que les daba suerte! En fin…
Y, ya, llegamos a Halong Bay. Si las vistas desde el Parque Nacional nos parecieron mágicas… ésto era otro mundo!
Pudimos estar durante una hora explorándolo por nuestra cuenta con el kayak. Para qué nos vamos a engañar, daba una pereza meterse allí y arriesgarnos a que nos cayera una gota de agua encima que no os lo podéis ni imaginar! Pero esa pereza se esfumó rápidamente mientras íbamos «kayakeando» nosotros sólos entre aquellas montañas.
Es difícil de explicar aquella sensación.
Al terminar el kayak nos esperaba en el barco una suculenta comida: cacahuetes recién tostaditos, arroz, verduras, tortilla, rollitos de primavera y pescado para reponer fuerzas para la siguiente sesión de kayak. Ésta vez por una zona todavía más tranquila e idílica si cabe.
La verdad es que con buen tiempo esta zona debe de ser increíble. Se puede alquilar un kayak por tu cuenta e ir a alguna de las muchas playas privadas que hay por aquí.
Y, como colofón final, vimos Halong Bay desde la Monkey Island. Todavía no sabemos muy bien si tiene este nombre porque está llena de monos o porque para poder ver las vistas bonitas hay que subir la montaña como si fueras un mono. Porque hay que subir haciendo escalada por unas rocas afiladas que, la verdad, daba miedo. Pero una vez arriba no queríamos bajar! De hecho tuvimos que correr porque se nos iba el barco!
Y así terminaron nuestos días en Cat Ba y Halong Bay que, como cualquier lugar de Vietnam, nos regalaron imágenes tan curiosas como ésta.
DÓNDE DORMIMOS
Nos alojamos en Phuong Mai Family. Un sitio muy familiar, que sólo tiene dos habitaciones en la planta de arriba y en la de abajo duermen ellos. La habitación doble con vistas a la bahía nos costó 5$!! La familia es muy agradable, tienen un restaurante bastante bueno y la comida y las excursiones son bastante más baratas que en cualquier otro sitio de la isla. Lo recomendamos.
Por cierto, una mañana por curiosidad nos asomamos a su habitación. Consistía en un colchón en el suelo y otro al lado para los niños, una tele y un montón de ropa apilada en el suelo. Con eso y unas vistas a la bahía era suficiente. En realidad ¿hace falta más?
NUESTRAS IMPRESIONES
- Creemos que todo el mundo que vaya a Vietnam tiene que ir a Halong Bay. Pero, por favor, que a nadie se le ocurra ir en febrero. ¡Os arrepentiréis!
- Nosotros recomendamos no coger excursión desde Hanoi. Pasar unos días en Cat Ba da mucho juego y se disfruta más. Además, en nuestra excursión en barco no nos cruzamos con ningún otro barco de turistas y realmente pudimos disfrutar del entorno.
Pingback: Nuestro Top 10 del Sudeste Asiático | Con el mundo en la mochila
Pingback: Guía de viaje de Vietnam | Con el mundo en la mochila