‌Bandipur, un remanso de tranquilidad entre Katmandú y Pokhara

Bandipur es un pequeño pueblo situado a medio camino entre Kathmandú y Pokhara. Después de dos días en la capital descansando del trekking por el valle de Langtang, necesitábamos huir de los pitidos de los coches, la contaminación y el polvo. Y encontramos en Bandipur el lugar perfecto para ello. Un pequeño remanso de paz y tranquilidad que nos enganchó y acabamos estando más tiempo del planeado.

PicsArt_11-20-08.37.14

CÓMO LLEGAR

Desde Katmandú no hay autobús directo a Bandipur, así que tu destino ha de ser Dumre.

1. KATMANDÚ – DUMRE

Es fácil porque cualquier autobús que va hacia Pokhara para aquí. Existen dos tipos de autobuses que hacen este trayecto:

  • Autobús turista. Sale todos los días de la calle Sorakhutte (no hay estación como tal), muy cerca del barrio Thamel, a las 7 de la mañana. Son autobuses un poco más preparados para los turistas, con aire acondicionado, algunos con wifi y algo más cómodos y rápidos. El precio hasta Pokhara son 700 rupias (5€ aprox.),  desconocemos el precio hasta Bandipur. Pero si, como a nosotros, no os va eso de madrugar tanto existe otra opción.
  • Autobús local. Sale cada media hora de dos estaciones: Kalanki y New Bus Station. Nosotros decidimos ir a Kalanki que pilla más de paso. Para ello, desde Thamel hay que ir a Swayambhu y allí hacer transbordo.  Pagamos 500 rupias  (3,8 € aprox) y tardamos unas 6 horas, con parada en un restaurante local de carretera a comer el típico Dal Baht de rigor.
TRUCO: En Swayambhu, si ves pasar algún autobús que ponga Pokhara páralo y pregunta si te puedes subir. Nosotros lo hicimos y nos evitamos tener que coger otro autobús hasta Kalanki.

2. DUMRE – BANDIPUR

En Dumre, se coge un autobús local que sale cada media hora o cuando se llena. Y «cuando se llena» no significa cuando no haya más asientos libres. Aquí tienen la regla de «donde caben dos, caben 20», aunque para ello sea necesario ir subidos en la baca del autobús o de pie por fuera agarrados de alguna manera… Son unos 20 minutillos y vale 50 rupias (0,38€ aprox).

QUÉ HICIMOS

1. PASEAR POR EL PUEBLO

Bandipur es un pueblo Newar, una de las etnias más antiguas de Nepal, que se esfuerza por mantener su esencia.

PicsArt_11-20-08.52.59.jpg

Las calles son de piedra y las casas bien cuidadas, con las puertas de madera y flores en las fachadas. La calle principal tiene un aire un tanto occidental, con casas antiguas rehabilitadas para hoteles y con sus terracitas para tomar algo. Pero a pesar de eso, este lugar tiene un encanto que te atrapa.

PicsArt_11-20-09.44.50.png

En el pueblo también se puede ir caminando hasta el monasterio, y muy cerquita está la Gurunche Hill, desde donde se deben ver unas vistas muy chulas. Leímos que en días despejados se ven hasta los Annapurnas, pero a nosotros nos pillaron días con nubles y nieblilla y no pudimos verlo. Aún así, las vistas merecen la pena.

PicsArt_11-20-09.01.33.jpg

2. EXCURSIÓN A RAMKOT

Ramkot es una pequeña aldea a unos 5 km de Bandipur, a la que se accede andando.  Tardamos como 6 horas ida y vuelta pero nos encantó. Hay dos caminos, fuimos por un camino y volvimos por el otro.

PicsArt_11-16-09.54.48

A la ida bajamos hasta la parada del bus y cogimos la carretera que lleva a la izquierda. La primera parte del camino transcurre por carretera y despues hay que coger un camino campo a través. Para nosotros lo bonito no fue llegar a Ramkot en sí, sino ir disfrutando del camino.

PicsArt_11-16-09.25.42.jpg

Fuimos pasando por pequeñas aldeas, rodeadas de montañas, en las que las personas hacen sus vidas cotidianas, a ritmo pausado, sin prisas. Todas tienen casitas de madera o barro muy bajitas y precarias, con sus vacas, sus cabras y sus gallinas.

PicsArt_11-20-09.53.53.png

En las puertas, mazorcas de maíz puestas al sol para secar. Los niños correteando y jugando entre ellos y alguno más espabiladillo se acercaba a pedirnos alguna chocolatina. Las mujeres en las puertas hablando en corrillos, otras dando el pecho a sus bebés, otras trabajando en el campo. Hombres vimos pocos.

PicsArt_11-20-09.59.14

En una de las casas nos paramos a ver las vacas y cabras que tenían. El hombre salió, nos ofreció un poco de leche y nos invitó a entrar a su casa. Su mujer estaba sentada al sol en el porche de la casita y parece que se alegró de vernos por allí. Tenía muchas ganas de hablar y desprendía una vitalidad que nos sorprendió. Después de un rato intentando comunicarnos, nos invitó a comer. Insistió tanto que aceptamos, aun sospechando que después nos pediría dinero. Su hijo fue el encargado de prepararnos un básico pero rico arroz con espinacas recién cogidas del huerto.

PicsArt_11-20-09.13.20.jpg

Cuando terminamos les fuimos a pagar y para nuestra sorpresa nos rechazaron el dinero. Lo hacían porque les apetecía, por generosidad, porque todavía queda gente en el mundo que no hace las cosas por dinero! Al irnos, nos preguntó por nuestras familias y al decirle que yo no tenía abuelas, me dijo que ella no tenías hijas ni más mujeres en la familia así que a partir de ese momento nos convertíamos en abuela y nieta. Era un encanto de mujer y la verdad que pasamos muy buen rato con ellos pero se nos hacía tarde y debíamos continuar.

IMG_20181118_180624_069.jpg

Cuando reanudamos la marcha era la hora de la salida del cole. Todos los niños con sus uniformes azules (iba a decir que impolutos, pero no… desgraciadamente aquí los niños van en general poco aseados) volvían a sus casas y nosotros fuimos la sensación del momento!  Todos nos seguían, se reían, hablaban a nuestras espaldas y los más pequeños intentaban interactuar con nosotros. Incluso una renacuaja de 4-5 años nos acompañó buena parte del camino hablando sin parar y nosotros sin entender ni una palabra.

PicsArt_11-20-09.57.00.png

El último tramo hasta Ramkot ya se nos hizó un poco más pesado porque era cuesta arriba. Una vez allí nos encontramos con una aldea en la montaña con unas vistas muy bonitas, en la que parecía que el tiempo se había detenido 70 años atrás.

PicsArt_11-20-09.19.16.jpg

Fuimos hasta el mirador y nos dio mucha rabia que las nubes no nos permitieran ver con claridad, porque las vistas tenían muy buena pinta. La vuelta fue por otro camino, por medio de la montaña. Ambos caminos son fáciles de seguir con Maps.me.

PicsArt_11-20-09.15.30.jpg

3. PICNIC NEPALÍ

El último día fuimos a dar un paseo y empezamos a escuchar música. Y nosotros que casi no somos curiosos…tuvimos que ir a ver que se cocía por allí. En una gran explanada había un montón de gente bailando y comiendo. Al parecer era un picnic que organizan cada mes en una ciudad diferente y había gente de diferentes ciudades, incluso de India.

PicsArt_11-20-10.31.17.jpg

Unas mujeres nos cogieron del brazo gritando «dance, dance, dance!». No tuvimos escapatoria y nos tuvimos que echar unos bailes nepalíes con ellas. O lo intentamos, porque anda que no baila bien esta gente! Para cada canción tienen una coreografía diferente con miles de pasos y todas se sabían todos los pasos! Era increíble verlas bailar y a nosotros resultaba super complicado seguirlas. Pero fue divertido.

PicsArt_11-20-10.27.45.png

Total que después de los bailes nos invitaron a comer con su familia un arroz riquísimo, con carne de cabra, pollo, curry de verduras e incluso pescado frito. Nos recordó un montón a las salidas al campo que se hacen en España con la familia a comer rancho. La única diferencia es que aquí las vacas y las cabras campaban a sus anchas 😛

PicsArt_11-20-09.33.54PicsArt_11-20-09.24.34

DÓNDE DORMIR

Nosotros nos alojamos en el Hotel Sanskaar. La habitación estaba muy bien, con balconcito y cama cómoda. La única pega era que el baño estaba fuera, aunque realmente era para nosotros solos. Pagamos 1000 rupias. También había opción de baño dentro de la habitación por 1500 rupias. Además también tienen restaurante para comer que está bastante bien. Además un punto a favor es que regalaban una botella de agua y papel higiénico al llegar (papel higiénico!!! No sabéis qué gusto dar tener papel higiénico en el baño!)  y se podía rellenar agua gratis en la recepción.

PicsArt_11-20-09.40.11.png

NOTA: Si te gusta este hotel, puedes reservarlo aquí. Si no aquí puedes encontrar otros hoteles en Bandipur.

NUESTRAS IMPRESIONES

  • Si se hace el camino Katmandú – Pokhara, es una parada obligada! Con dos días es suficiente, pero prometemos que os querréis quedar más porque es un lugar ideal para descansar y respirar aire fresco.
  • También de puede hacer una excursión a Shidda caves que parece ser la más grande del país. El camino se coge cerca del monasterio, pero nosotros no fuimos porque no nos apetecía pegarnos otra caminata de varias horas.
  • Os recomendamos probar el Samay Baji set (comida típica newari) con carne de búfalo en el restaurante Samay Baji. Es un plato diferente que a nosotros nos gustó mucho. Este restaurante no es el más barato pero merece la pena, probamos este set en otros restaurantes y no estaban tan buenos.

Un comentario el “‌Bandipur, un remanso de tranquilidad entre Katmandú y Pokhara

  1. Menuda aventura la que estais viviendo y regalando con vuestros escritos y fotos! Gracias por dar fe de que las gentes de tan lejos paises tienen tan buen corazon: el Amor no sabe de idiomas.Suerte y a seguir caminando.Ah! La proxima vez mirad que el bus tenga asientos! Un abrazo fuerte.

    Me gusta

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s