Testimonios del terremoto de Nepal

El 25 de abril de 2015, sobre las 12 del mediodía, la tierra se empezó a mover en Nepal. De nada le sirvió estar flanqueado por las montañas más altas del mundo, que parece que lo vigilan y protegen. En esta ocasión estos grandes gigantes se volvieron en su contra. El terremoto se saldó con más de 9.000 vidas y  desaparecidos. Muchos edificios de gran valor histórico se vinieron abajo y miles de personas vieron atónitos cómo sus viviendas se derrumbaban y con ellas todos sus recuerdos, todas sus pertenencias. Toda su vida. En concreto, más de 300.000 personas se quedaron sin hogar, 8 millones de personas necesitaron asistencia humanitaria y más de 3 millones quedaron con necesidad absoluta de alimentos. Las cifras son escalofriantes.

Una de las zonas más castigadas por el terremoto fue el valle de Langtang, donde murieron 300 personas, entre gente local, guías, porteadores y turistas. Nosotros acabamos de volver de nuestros 7 días de trekking por el valle y todavía, 3 años después, hemos podido ser testigos del horror que vivió aquella gente. A lo largo del valle nos hemos encontrado con grandes desprendimientos de rocas de las montañas, que dificultaba en muchas ocasiones el paso. El mayor desprendimiento fue el que cayó del pico Langtang Lirung. El seísmo hizo que el glaciar se rompiera y cayó en forma de avalancha con una fuerza descomunal que arrasó con todo lo que encontró a su paso. El pueblo de Langtang quedó totalmente sepultado, quedando reducido a un amasijo de barro y piedras que cubría edificios y personas.

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A lo largo del camino, hablamos con varias personas sobre cómo vivieron aquel fatídico día. Os dejamos con dos de los testimonios, que hemos intentado traducir lo más literal posible.

Hombre. Dueño de un pequeño restaurante en medio del valle, cerca de Bamboo.

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» Era la hora de la comida. Teníamos a 40 personas comiendo aquí ese día. De repente, todo empezó a temblar. No sabíamos qué pasaba y a los pocos minutos grandes rocas comenzaron a caer de la montaña. Fue entonces cuando sospeché de que se trataba de un terremoto. Se hicieron grandes grietas en el suelo que se abrían y cerraban y todos entramos en pánico. Las piedras seguían cayendo e hirieron a 10 de las personas que allí estaban. En ese momento, supimos que allí no podíamos quedarnos, era peligroso, así que corrimos todos hacia el bosque a intentar refugiarnos. Encendimos una hoguera y pasamos allí toda la noche, pero empezó a llover. Fue la peor noche de mi vida y no hay día que no la recuerde. Cuando volvimos a la mañana siguiente, todo el restaurante estaba destruido. Tuvimos que volver a levantarlo de nuevo. Tenemos miedo».

Mujer. Dueña de una pequeña guesthouse en Kyanjin Gompa.

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«Mi marido y yo estamos vivos de milagro. Ese día una persona de Langtang había muerto y cuando eso ocurre las personas de todos los pueblos de alrededor acudimos a rezarle. Aquel día en Langtang había muchas más personas de lo normal. Mi marido y yo tuvimos que volver a Kyanjin Gompa antes porque teníamos huéspedes en nuestra guesthouse y esto nos salvó. A los pocos minutos de llegar a casa, estaba yo haciendo la comida en la cocina y empezamos a notar un temblor. De repente, una roca cayó sobre el techo de la cocina y éste se derrumbó sobre mí hiriéndome un brazo. Mi marido vino a buscarme y nos fuimos a buscar refugio, detrás de una gran roca donde pasamos la noche junto a muchas personas más del pueblo.

Teníamos mucha familia viviendo en Langtang, así que a la mañana siguiente, aun muertos de miedo por posibles nuevos temblores, fuimos a buscarlos. Lo que nos encontramos fue aterrador. Allí el terremoto había afectado muchísimo más que a nuestro pueblo. No había absolutamente nada, solo piedras, escombros, barro, nieve. Buscamos a nuestros familiares pero muchos de ellos habían muerto, entre ellos mis dos hermanos. A uno de mis sobrinos lo encontramos agazapado tras una roca, donde su madre lo había dejado antes de ser aplastada por el derrumbe de su casa. Desde allí el niño vio como su madre y sus hermanos morían. Él tiene una parálisis cerebral y ahora vive con nosotros, pero se siente culpable de haber sido él quien sobreviviera porque piensa que debido a su condición nos causa muchos problemas.

Otra de mis sobrinas también se salvó milagrosamente. Tenía una gran herida en la cabeza y la encontraron enterrada en la nieve, con solo una mano fuera de ella. Uno de los vecinos vio la mano y creyendo que era su hija la sacó de allí rápidamente. Lloró desconsolado al ver que no era su hija, ésta murió.

Nunca habíamos vivido nada igual. En Langtang, los que sobrevivieron lo perdieron absolutamente todo. Tuvieron que volver a reconstruir el pueblo unos metros más arriba y empezar de cero. Esto fue muy duro. Aquí en el valle hemos estado 3 año de luto, sin hacer ningún tipo de celebración, ni llevar joyas, por respeto a todos ellos.»

Al escuchar a estas dos personas se nos pusieron los pelos de punta y nos costaba hasta contener las lágrimas. Todavía después de 3 años se puede leer el miedo y el dolor en sus ojos. Ojalá nunca tengamos que pasar por nada parecido.

 Desde aquí nos gustaría animar a la gente a viajar a Nepal. Es un país muy interesante que mezcla cultura y naturaleza. El turismo es una de las principales fuentes de ingreso en el país, mucha gente vive de ello y es la ayuda más poderosa que podernos darles para continuar con sus vidas.

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