¿Habéis soñado alguna vez con callejear entre las estrechas calles de Santorini, con sus casitas blancas y sus cúpulas azules, con tomar una copa de vino en una terraza mientras véis el atardecer, con bañaros en una de esas piscinas infinitas privadas observando la tranquilidad del Mediterráneo? Nosotros también lo habíamos soñado, así que cuando decidimos que pasaríamos unos días en Atenas las Navidades pasadas no dudamos ni un segundo en comprar un billete a Santorini. Sabíamos que era un destino más de verano, pero no podíamos ir a Grecia y no ver esta maravillosa isla.
Atenas es una capital pequeña, cercana, alegre y llena de vida a cada momento y en cualquier rincón. Pero si por algo destaca es por su historia de más de dos mil años. Es probablemente la ciudad más histórica e influyente del mundo occidental. Donde nació la democracia, donde adquirieron importancia disciplinas como las matemáticas y la filosofía o donde surgieron los primeros juegos olímpicos. Después de 3 días pateándonos la zona más antigua de arriba a abajo, creemos que precisamente se debe visitar la ciudad desde esta perspectiva, teniendo en cuenta su antigüedad e intentando comprender su historia.