Sarawak (Borneo): de Belaga a Kuching, en busca de «longhouses» por el río Batang Rejang

Dejamos nuestro destino para las vacaciones de semana santa de la mano de Skyscanner, y nos sorprendió. Tras una rápida búsqueda desde Singapur a cualquier destino, la opción más barata que Skyscanner nos ofrecía era Bintulu. ¿Bintulu? ¿Donde está eso? ¿Hay algo para hacer allí? Empezamos a leer la poca y poco actualizada información que encontramos en internet y empezaron a resonar en nuestras cabezas palabras como Borneo, selva, río, tribus, trekking, orangutanes… La idea se antojaba, cuanto menos, interesante, así que nos liamos la manta a la cabeza y nos fuimos a la aventura! En este post os contamos nuestra ruta, nuestras impresiones y toda la información que a nosotros nos hubiera gustado tener.

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Pero antes de empezar… un poco de geografía.

BORNEO 

Borneo es la tercera isla más grande del mundo y está dividida en tres países. La parte centro-sur, y con mayor extensión, pertenece a Indonesia y la parte norte a Malasia y Brunei. El Borneo malayo lo forman Sarawak y Sabah. Como os decíamos antes, nosotros volamos a Bintulu que está situado en Sarawak y de allí, nos desplazamos hasta Belaga donde comenzó nuestra travesía por el río Batang Rejang hasta llegar a Kuching. En esta zona, en el interior de Borneo, todavía viven muchísimas minorías étnicas en sus tradicionales «longhouses» (casas alargadas)  y nosotros queríamos experimentar su forma de vida.

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Aquí os dejamos un vídeo resumen de nuestro paso por Sarawak. Para conocer todos los detalles de la travesía, seguid leyendo! Kuching lo dejamos para el siguiente post 🙂 

CÓMO LLEGAR

Llegamos a Bintulu por aire con el objetivo de llegar hasta Belaga. Sabíamos que era posible ir en una pick up, pero no sabíamos ni a qué hora salían ni de dónde. Llegamos al centro de Bintulu con un Grab (Grab es el Uber asiático. Es una app con la que es muy barato hacer trayectos en taxi, os la recomedamos 100%) que nos pidió una chica en el aeropuerto porque no nos funcionaba el wifi. Una vez allí preguntamos por la pick up y un chico no dudó en llevarnos con su coche hasta el sitio desde donde salían y preguntar hasta que consiguió encontrar a un hombre que nos llevara.

No hay ninguna empresa que se dedique a hacer este trayecto, si no que son personas que viven en Belaga y sobre la 1-2 de la tarde vuelven a sus casas. Están siempre al lado de la «express boat terminal». Así que lo mejor es ir allí antes de la 1 y preguntar, enseguida encontraréis a alguien. El precio es 50 RM (10,45€) por persona. Que no os la intenten colar, si alguien os dice un precio mayor seguid preguntando. A nosotros nos llegaron a decir 500RM (104,47€)! Se tardan unas 4 horas en llegar.

QUÉ HICIMOS

BINTULU – BELAGA

1.EL CAMINO

El camino a Belaga se hace atravesando literalmente la selva por un camino, primero asfaltado y después de tierra. Estábamos excitados, era la primera vez que nos encontrábamos en medio de la selva, tan alejados del bullicio de la ciudad. Otras veces habíamos estado en parques naturales pero no, ahora estábamos en la selva.

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Y a la vez que excitados, estábamos decepcionados. Decepcionados con el hombre, y con cómo se empeña en destruir la naturaleza. Durante todo el trayecto vivimos extensiones y extensiones de árboles talados, y sustituidos por palmeras para la producción principalmente del famoso aceite de palma, el aceite más barato del mundo. Extensiones de hábitats destruidos que dejan a miles de animales sin hogar. En el siguiente post os hablaremos sobre las consecuencias que está teniendo ésto para animales como los orangutanes.

2. BELAGA

Belaga es un pueblo a orillas del río Batang Rejang, con un ambiente tranquilo y relajado. Es de esos pueblos que no tienen nada pero que enamoran por sus dos ingredientes principales: el increíble entorno que lo rodea y su gente, siempre con una sonrisa. En Belaga simplemente hay que pasear, observar cómo vive la gente y dejarse observar. Porque todo el mundo curioso sale a tu encuentro, te miran, te sonríen y cuchichean a tus espaldas. Aquí el turismo no llega, y eso se nota en el ambiente.

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Aquí nos pasó una cosa curiosa. Íbamos buscando algo de desayunar y nos para un hombre y nos dice que el día anterior habíamos estado en su casa y él no estaba, que si nos podía ayudar en algo. Nosotros extrañados le preguntamos quién era él. Y allí teníamos al mítico Daniel Levoh, el que sale en todos los blogs y foros. Sí, efectivamente habíamos ido a preguntarle qué podíamos hacer por los alrededores de Belaga ¿pero cómo sabe que habíamos sido nosotros? ¡Pues porque éramos los únicos forasteros en el pueblo!

Daniel se encarga de organizar visitas a longhouses cercanas. Se conoce muy bien la zona porque de hecho él vivía en una longhouse. Teníamos sólo 1 día y nos dijo que teníamos dos opciones: hacer trekking en la selva o visitar una longhouse ¿Y no podemos hacer las dos? Trato hecho, 250 RM (52,24€) en total por ambas excursiones. En un principio no nos pareció tanto y ni siquiera regateamos. Pero al final del día nos pareció un robo a mano armada porque el tío en realidad no hizo nada!

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3. TREKKING EN LA SELVA

El trekking lo hicimos por nuestra cuenta, ya que Daniel nos aseguró que era fácil y no tenía pérdida. Sólamente teníamos que seguir las señales rojas en los árboles hasta llegar al campamento de una tribu de cazadores y volver por el mismo camino. Al parecer, los miembros de la tribu fueron desplazados a otro lugar para que los niños pudieran asistir a la escuela pero algunos volvieron. Durante el día salen a cazar y no era seguro que los fuéramos a ver, pero nosotros allá que íbamos en su búsqueda. Daniel mandó a un hombrecillo del pueblo que nos cruzara el río con su barca y nos prometió que a las 4 horas volvería a buscarnos.

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Para empezar tuvimos que subir un poco la montaña. Las escaleras estaban totalmente destruidas así que nos tocó escalar, agarrándonos a las ramas inestables de los árboles y con cuidado de no resbalar.

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Una vez arriba rápidamente nos hicimos con un palo, nos sentíamos vulnerables allí solos en medio de la selva. ¡Qué ilusos! ¡Como que si nos sale un animal nos íbamos a poner a jugar a las peleas! Pero así nos sentíamos más protegidos.

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Con suerte (o por desgracia) no vimos a ningún animal. Pero sí que notábamos su presencia. Más de una vez vimos las plantas moverse a nuestro lado y nos cayeron hojas de los árboles cuando pasamos por debajo, lo que hizo que estuviéramos todo el trayecto en tensión y doña aventurera tuviera ganas de salir corriendo en más de una ocasión.

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Como bien nos dijo Daniel, el camino estaba perfectamente señalizado. Lo que no nos avisó es que a veces el camino se desdibujaba y se cubría de vegetación o aparecía cortado por algún árbol caído que teníamos que saltar. Tampoco nos avisó de que había varios riachuelos que cruzar haciendo equilibrios por puentes destruidos o simplemente por el agua.

Así que cuando ya llevábamos 2 horas caminando nos empezaron a faltar las fuerzas, menos mal que llevábamos barritas de cereales que nos compusieron un poco. Cuando llegamos a una especie de refugio decidimos volver, sospechando que aquel no era el campamento del que Daniel hablaba (y así fue) pero estábamos cansados y nos quedaban 2 horas más de vuelta.

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Fue toda una aventura, pero lo super recomendamos. La sensación de estar en medio de la selva, solo acompañados por los sonidos de la naturaleza es totalmente indescriptible.

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3. VISITA A UNA LONGHOUSE EN SEKAPAN PANJANG

Cuando llegamos del trekking Daniel nos llevó a su casa para que nos ducháramos y descansáramos y cuando bajara el sol nos llevaría a Sekapan Panjang para que durmiéramos en una longhouse. En realidad lo que pasaba es que el tío estaba en el bar con sus amigotes bebiendo cervezas. Al final se hizo tarde y Daniel estaba más borracho que una cuba así que en lugar de ir en barco como era la idea inicial fuimos por carretera. Por suerte, él no conducía. Hasta hace unos años el río era la única vía de comunicación entre los pueblos, pero ahora están construyendo carreteras. Aunque estas carreteras van a facilitar las comunicaciones, algunos vecinos se muestran un poco reacios. Por un lado, porque les están destruyendo su preciada selva y, por otro, porque lo ven más peligroso que el barco. ¡Y razón no les falta! Nosotros fuimos en la parte de atrás de una pick up, sentados en un madero y nos sentimos en una montaña rusa con tanta subida y bajada. Pero el camino, sin duda, mereció la pena. Y si no, mirad el vídeo.

Cuando llegamos a Sekapan Panjang nos dio la sensación de que el tiempo se había detenido. Los perros y las gallinas paseaban a sus anchas y en las puertas de las longhouses los vecinos estaban reunidos hablando y pasando el rato. Reinaba el silencio y la tranquilidad.

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Daniel nos llevó a la que sería nuestra casa aquella noche y nos presentó a nuestras anfitrionas Gnabil y su madre, que no pudieron ser más encantadoras y estuvieron pendientes de nosotros en todo momento. En la foto, estamos con la madre de Gnabil.

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La longhouse en la que vivían era la más larga del pueblo: tenía unos 250 metros divididos en casas separadas para 57 familias. En el pueblo había otras 3 longhouses más y el resto eran casas normales.  Cuando entramos en la casa, hecha de madera, nos quedamos impresionados por lo grande y bonita que era. Tradicionalmente las casas eran compartidas por decenas de familias, pero ahora las están renovando y cada familia tiene su propia casa. Así que el que venga a este pueblo, que no espere ver las tradicionales «longhouses», ni las cestas de cabezas colgadas, pues aquí son bastante modernas. 

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Las mujeres no trabajan, si no que se dedican a la casa y a su familia. Y las familias se sustentan gracias a la selva. El hombre recolecta vegetales y plantas y caza animales que luego vende en los mercados de los pueblos cercanos. Y nosotros lo que más destacamos de este pueblo es su amabilidad y su hospitalidad. Todos se interesaban por nosotros y venían a saludarnos. Un hombre incluso me dijo que me parecía a la jugadora de bádminton española Carolina Marín. Es curioso cómo a pesar de ser un pueblo en medio de la selva están tan bien enterados de lo que pasa al otro lado del mundo. A pesar de lo que a nosotros nos pueda parecer, aquí la gente vive muy bien y es muy feliz. De hecho, Gnabil nos contó que había vivido 5 años en Kuala Lumpur y no se llegó a adaptar al ritmo frenético de vida de la capital. Echaba de menos su pueblo, su selva, su gente y, sobre todo, las relaciones tan estrechas que se crean en el pueblo, pues aquí todos son una gran familia.

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2. BELAGA – KAPIT

1. EL CAMINO

La única forma de llegar de Belaga a Kapit es en barco. Antes de llegar no pudimos encontrar información fiable y actualizada acerca de este barco. En algunos sitios leímos que si el río llevaba poca agua el barco no hacía su trayecto y en otros que había barco de Kapit a Belaga, pero no al revés. Bueno, pues sí que hay barco desde Belaga a Kapit, todos los días a las 7.30.  Debéis llegar unos 15 minutos antes al embarcadero. Nosotros estábamos en Sekapan Panjang y por allí pasó sobre las 8.30. El precio son 55RM (11,49€) y tarda unas 4 horas en llegar.

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Aunque el barco tiene asientos cómodos y te ponen hasta una película, lo mejor es estar en la parte de fuera. Por un lado, porque si te quedas dentro corres el riesgo de morir congelado de frío a causa del aire acondicionado. Y por otro, porque la sensación de atravesar la selva todavía virgen no tiene precio. Y esto desde dentro te lo pierdes.

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Las 4 horas se nos pasaron volando mirando en silencio el entorno y los pueblos por los que íbamos pasando con longhouses de diferentes tipos y todos ellos llenos de actividad. Para ser sinceros, también esperábamos ver algún cocodrilo que nos habían dicho que había. Pero no tuvimos suerte. En esta foto se puede ver la longhouse más larga que vimos desde el barco.

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El trayecto en barco de Belaga a Kapit fue sin duda una de las cosas que más disfrutamos del viaje.

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2. KAPIT

Kapit es una ciudad que no tiene mucha cosa, de hecho es bastante fea. Pero es interesante parar al menos un día. Por la tarde dimos un paseo por la ciudad y su plaza principal, la Kapit town square, donde había un montón de tenderetes vendiendo desde ropa hasta cosas de electrónica o comida. Una cosa que nos llamó la atención es que ¡aquí los precios son altísimos! En esta plaza también había por la noche karaoke y tómbolas. Pero tómbolas de lo más curiosas en las que se apostaba con latas de refresco y si ganabas te llevabas todas las latas.

Por la mañana temprano es interesante darse una vuelta por el mercado Pasar Teresang y ver la cantidad de productos que venden en él, desde frutas y verduras de todo tipo hasta peces o ranas vivas. Vimos incluso a un grupo de hombre descuartizando un jabalí.

3. KAPIT – SIBU – KUCHING

La idea inicial era quedarnos una noche en Sibu, pero sospechábamos que sería similar a Kapit. Por eso, decidimos que si al llegar no nos gustaba mucho, cogeríamos directamente el barco a Kuching.  Así que tuvimos que salir temprano para llegar a Sibu a buena hora y así poder coger el único barco que sale de Sibu a Kuching.

Cogimos el barco en Kapit a las 7.30 y tarda en llegar unas dos horas y media. El precio fue 25RM (5,22€) cada uno. Para los menos madrugadores hay barcos aproximadamente cada media hora hasta las 15h. Lo mejor es preguntar allí.

El camino de Kapit a Sibu en barco es muy similar al anterior, pero menos espectacular. En este trayecto lo que más nos llamó la atención fue la gran industria de madera que hay en esta zona. Cada 2 minutos veíamos desde el barco almacenes de cientos y cientos de troncos de árboles que nos encogían el corazón de pensar en cómo se está destruyendo la selva a pasos tan agigantados.

Cuando llegamos a Sibu, como sospechábamos, nos pareció bastante fea. Así que decidimos coger el barco de las 11.30 que sale hacia Kuching. Nos costó 55 RM (11,49€) por persona y tardó unas 5h. Este es el único barco que hay al día. Como teníamos una horilla o así hicimos un poco de tiempo en el mercado central que en la parte de arriba tiene un food court.

CONSEJO: coged chaquetas y abrigaos bien porque este trayecto de 5 horas para nosotros fue totalmente matador! El aire acondicionado debía estar a 15 grados. Lo pasamos realmente mal por el frío que hacía allí dentro.

DÓNDE DORMIR

El alojamiento en esta zona nos pareció malo y caro.

Belaga: Después de mirar todas las opciones nos decidimos por Sing Soon Hing hotel, que nos pareció el menos malo y tenía wifi.  Eso sí, el baño era para verlo… Nos costó 35RM (7,31€) + 10RM (2€) de impuestos, una noche.

Kapit: Vimos varios y nos parecían todos carísimos para lo que eran. Al final acabamos en Orchard Inn Kapit, cerca del mercado y el ferry. Pagamos 78RM (16,30€) incluyendo impuestos, por una noche.

NUESTRAS IMPRESIONES

  • De esta zona no teníamos ninguna referencia, no encontramos mucha información en internet y nos fuimos a la aventura, a ver un poco qué nos encontrábamos. Y tenemos que decir que fue una experiencia única. Nos encantó la amabilidad de la gente, el sentirnos en medio de la selva, los paisajes desde el barco, conocer cómo vive la gente en las longhouses… Lo recomendamos.
  • Dani Levoh nos pareció que se aprovechó un poco. Posiblemente, si preguntáis por el pueblo encontréis a alguien que quiera llevaros a ver una longhouse. Pero nosotros os recomendamos que contactéis directamente con Gnabil. Ella y su madre estuvieron pendientes todo el rato de que no nos faltara de nada. Además Gnabil habla inglés a la perfección, es muy simpática y os contará todo lo queráis saber sobre su pueblo y su cultura. Podéis poneros en contacto con ella a través de su Facebook: Gnabil Acinom
  • Si tenéis más días para estar en Borneo, podéis hacer el trayecto al revés, empezando en Kuching y así seguir hasta el Niah National Park e incluso cruzar a Brunei.

2 comentarios el “Sarawak (Borneo): de Belaga a Kuching, en busca de «longhouses» por el río Batang Rejang

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